Colores de la pampeanidad
La búsqueda de espacios trasciende para la artista visual Dora Rossi, el papel o el bastidor. Generadora de proyectos vinculados principalmente a la poesía, pero también a la música y el teatro, la artista plástica y grabadora de General Pico aportó su mirada atenta a la actualidad cultural pampeana.
Texto: Graciela Macedo
Fotos: Walter Bramdimarte
Dora Rossi es una de esas mujeres para las que el horizonte es siempre un proyecto y luego otro, y otro y otro más. Su mirada inquieta, su hablar pausado pero seguro, sus manos de gesto firme. Toda ella puede descubrirse en su paleta, teñida de los colores que se identifican con la pampa.
Sus rojos amarronados son suyos y no de otro/a. Sus amarillos-anaranjados también le son propios. Igual que esas pinceladas cargadas de verdes y de celestes. Y como le ha dicho otro de los grandes artistas que ha dado esta tierra, el plástico Eduardo Ferma, son sus colores los que la identifican.
Frente a un cuadro de la artista piquense, esa explosión de color y calidez, de líneas curvas, de paisajes si se quiere aéreos donde resaltan el verde de los campos y los pájaros, el espectador descubre el mundo, la geografía de Dora Rossi.
Identidad
“Una vez, en Pico, (el poeta Julio Domínguez) El Bardino, dijo que toda nuestra obra tiene una identidad, aunque no nos demos cuenta, aunque nosotros no la veamos. El decía que los demás sí lo advierten, que para otros la identidad pampeana sí se pone de manifiesto”, señaló la artista.
Con más de veinte años en la pintura y un poco menos en el grabado, Dora Rossi se apresta a charlar sobre su obra y sus vivencias artísticas, abiertamente y sin prisa. Mientras el sol se cuela sutilmente por un ventiluz del Museo de Artes, desde el corazón de la tarde.
La sala central, donde se expone la obra de los artistas de General Pico que participan de la muestra “Arte de La Pampa”, que se inauguró el viernes pasado en el marco del programa Argentina Pinta Bien organizado por el Centro Cultural Recoleta e YPF, es el mejor ámbito -elegido por ella misma- para la entrevista.
Por el final
“A los agradecimientos siempre se los deja reservado para el final, pero yo los quiero expresar en primer término, porque a lo largo de dos décadas interpreté que sin los medios de comunicación nosotros, los artistas plásticos, no hubiéramos podido lograr lo que estamos logrando”, comenzó.
“Ustedes van recorriendo con nosotros este camino en el que cual vamos sorteando distintos obstáculos. Y sin ese apoyo, nosotros no podríamos seguir adelante”, agregó.
“En estos años, sobre todo en los últimos de estas dos décadas que yo señalo, han pasado situaciones muy graves a nivel país. Pese a ello, uno siguió a veces andando y otras veces, desandando el camino. Los medios nos han permitido que saliéramos de nuestros talleres para mostrar lo que estamos haciendo y ver cómo estamos posicionados, que es justamente lo que hoy puede leerse acá (en la muestra habilitada en el Museo de Artes) y dentro de unos meses, podrá verse en el Centro Cultural Recoleta”, sostuvo.
“No sé si merezco tanta apertura de espacio. Nos dan con una actitud muy democrática, esto que para mí es como una fortaleza, la de concedernos un espacio, por eso quiero agradecer al comienzo de mi charla”, cerró.
Apreciaciones
Luego sí, vino la charla propiamente dicha, amena, tranquila, donde cada recuerdo arrastró otro, donde cada concepto se realzó con una apreciación personal en función de su experiencia y sus relaciones con artistas de las distintas disciplinas. Crítica y en constante búsqueda, Dora Rossi no se calla, no se queda quieta.
Da gusto escucharla hablar de sus participaciones en la Bienal de San Pablo, donde su concepto del arte se amplió y vibró hasta en su paleta, o en la Bienal de Arte de Cuba, donde experimentó en intervenciones de lo más extravagantes y pudo contemplar a los artistas trabajando frente al público con una soltura y una solidez dignas de aplauso.
- ¿Por qué estas dos obras suyas en “Arte de La Pampa”?
- En realidad no las elegí yo. Las eligió la curadora (Cecilia Rabossi), que como señalamos en la reunión previa que mantuvimos el viernes, antes de la inauguración de la muestra, fue algo muy constructivo, muy positivo, por la seriedad con que se llevó adelante todo este evento desde el momento mismo de la convocatoria.
- ¿La sorprendió que la curadora la visitara en su taller?
- Le dije a la curadora: el día que vos viniste, a mí me parecía, sin caer en lo que es la desconfianza, porque no me he enrolado en esa corriente, que podría haber pensado: no va a pasar nada, va a quedar todo en la nada... Sin embargo no se instaló esa sensación en mi imaginario.
- ¿Cómo fue ese encuentro?
- Ella me comentó de qué se trataba, adherí a sus palabras y le dije que me parecía extraordinario que alguien de Buenos Aires saliera de esa estructura tan cerrada, que se descentralizara el trabajo. Cuando me contó todos los años que llevaba el programa, realmente me di cuenta que se estaba trabajando en serio.
- Y ahora siente que no fue sólo una impresión.
- No. Quedó corroborado con los llamaditos a la hora de la siesta. Y realmente fueron un magnífico despertar, porque a mí me sorprendía gratamente. Yo pensaba: ¡Caramba!, ¡Qué compromiso! Luego ella viajó a Pico, con una lista de artistas. Y yo tuve como condición favorable que justo estaba exponiendo en el Centro Cultural Maracó. Pero sí, su labor fue maratónica.
- Todo sucedió en apenas seis meses.
- Fueron sucediéndose los meses y para llegar a este evento, hubo que trabajar mucho para cumplir a rajatabla con las fechas, los tiempos de diseño del catálogo, pero hay que destacar que todo estaba muy organizado. Había un grupo de gente joven, con mucha energía, que muy bien entiende lo que es la organización, y que se une por un interés común.
- Son veinticuatro los artistas que exponen en esta muestra.
- Sí, es una muestra. Un trabajo en serio, más allá de los sponsors de entidades con solidez económica. Una demostración de que cuando se quiere hacer algo en serio, se hace. Se supone que hay muchos otros artistas que no participaron porque no llegaron, y a otros a lo mejor no les interesó. Acá hay veinticuatro artistas.
- A veces los tiempos son también un obstáculo.
- Hay que decir que a veces hay fallas en la comunicación. En una reunión que promovió aquí la Subsecretaría de Cultura y que luego se hizo en Pico, se habló de una debilidad fuerte, que es la bajada de la información, que a veces no se realiza en el tiempo preciso, no se la mantiene en forma continua y eso hace que a veces se dificulte el acercamiento del artista.
- ¿Conoce a los demás artistas que intervienen en esta muestra?
- Somos cinco de General Pico, que nos conocemos mucho. Con Rosa Audisio y Luis Abraham, el año pasado, trabajamos con el Centro Municipal de Cultura de Santa Rosa. Ese es otro agradecimiento que tengo que hacer a Paula Rivero, a Daniela Rodi y Pablo Salazar, todos chicos jóvenes que están liderando el CMC, algo que me parece algo muy bueno.
- ¿Y con Castagnino y Villada?
- Con Silvia Castagnino, compartimos otros proyectos. En 2005, con motivo del Centenario de General Pico, cuando se hizo el proyecto ReestrenArte, que se hizo en un viejo galpón del ferrocarril, ella se unió a este proyecto con “Escaparate”, que se circunscribió a un plano bastante céntrico, instalaciones en las vidrieras de los negocios. A Mariana Villada no la conozco mucho, porque creo que hace dos o tres años que vive en Pico y a los artistas de Santa Rosa, los conozco de recorrer sus muestras.
- ¿Cuáles son sus expectativas respecto de la muestra en el Recoleta?
- En esto que vamos a vivir en el invierno, con el programa Argentina Pinta Bien, yo ya sé que mis obras no van a estar las dos juntitas, apareadas como acá. Nos anunciaron y me parece muy bien, que van a estar entre las de las demás provincias, porque la idea es abrir redes y tejerlas consecutivamente, porque pueden dar un resultado inesperado, como dice Cecilia Rabossi.
- ¿Lo ve como una oportunidad trascendente?
- Ellos tienen la experiencia, porque llevan recorridas muchas provincias desde el año 2003, cuando se pone en marcha este programa. Esto engrandece. Uno va teniendo una mayor apertura desde el marco de lo conceptual, en la contemplación, en el análisis y en la investigación. Me permite conocer gente, no solamente artistas, sino también al público que aporta a mi enriquecimiento.
- ¿Qué experiencia tiene del contacto con el público?
- Cuando me preguntan qué es lo que yo hago, o me piden que les explique una obra, yo lo que hago es devolver la pregunta: ¿qué es lo que ves? Porque esto de explicar el proceso creativo... Es un momento único e irrepetible, que se da en la esfera de lo interior. Si alguien me pregunta qué pinté y yo le respondo, es como que le estoy sacando libertad. Y le quito al espectador, la posibilidad de buscarse a sí mismo y sacar algo de adentro.
- ¿Qué cosas le crean conflictos?
- Tengo una debilidad con los títulos. El otro día escuchaba a alguien que decía que a las obras hay que titularlas. Es un conflicto que tendré que solucionar. La mayoría de las veces, es como que estoy desprendida de esa acción que es titular la obra. Lo otro que puedo señalar como una debilidad, es la del posicionamiento de la obra durante la realización. Uno tiene un soporte (papel, bastidor), comienzo a pintar y de pronto, lo empiezo a dar vuelta, a girar.
- ¿Cuáles han sido los logros alcanzados a lo largo de su carrera?
- A lo largo de estas dos décadas aprendí a actuar y trabajar con más seguridad. Las resoluciones llegan más rápido. Cuando me preguntan si boceto, he bocetado algunas veces pero es como que comienzo y me voy. Me alejo, me muevo y medio como que me sorprendo. Es una libertad que le tengo que otorgar luego al que ve la obra para que yo también pueda nutrirme.
- ¿Qué la motiva a pintar?
- Lo mío es pintar porque a uno le gusta. Pintar porque me hace sentir bien, o por alguna necesidad. A mi primer cuadrito lo pinté a los 10 años, un óleo que todavía tengo, y a mi primer premio lo recibí a los 15. Y cuando uno va por los caminos de la vida, lo mío no fue seguir una carrera en Bellas Artes, seguí el Magisterio y cuando recién comenzaba la democracia, tomé una decisión. Me encaminé a lo que sería mi primera capacitación, en el Centro Cultural Maracó.
- ¿Quiénes fueron sus maestros?
- Yo soy autodidacta. Hice talleres libres, y muy buenos, casi todos con hombres, algunos fallecidos como Eduardo Di Nardo o Beatriz Mondemarengo. Y con Noemí Balduzzi, Griselda Ferreyra, Rafael Gil, Zulema Petruschansky y otros. Algunos en Pico o en Santa Rosa y otros en Buenos Aires. Esta formación se ensambla además, con la recorrida a las muestras, la lectura y el intercambio que se hace en las clínicas.
- ¿Cómo se complementa lo individual con lo colectivo?
- Cuando un envío de obras a una muestra es de varios autores y no de uno solo, tiene mayor peso, gravita de otra manera. Más allá de que los niveles oficiales deben auxiliarnos en esto. A lo mejor esto se puede recuperar, porque si no, el desaliento es mucho, porque los costos de insumos, capacitación y transporte, son muy altos. Y no se trata solamente de abaratar costos. Me parece que representamos mucho mejor a la provincia si somos más y si vamos juntos.
- ¿Cómo está el tema entre los artistas de La Pampa?
- La curadora hizo un balance de cómo había sido esta gestación y de lo que se encontró. Ella notó que algo está pasando en esta ciudad. A veces, en nuestros ámbitos de trabajo somos muy solitarios y a esta soledad la proyectamos. No todos tenemos la misma apertura, pero en este momento creo que nos abrimos y hemos sido solidarios al reconocer los obstáculos. Podríamos mejorar.
- ¿Cree que hay una corriente que alienta el trabajo colectivo?
- Creo que en estos últimos años se ha instalado una necesidad. De hecho lo veo acá cuando se inaugura un salón y lo vi en Pico en el Día Internacional de la Mujer, donde habían colocado todos los primeros premios, y las sillas en diagonal. Cuando uno se ubicaba, podía ver en los distintos ángulos: teatro, música o poesía. Todo eso en un juego de espacios y de luces, muy bien armado.
- ¿Qué análisis de la identidad hace usted, como artista?
- El otro día hablábamos en la reunión de los artistas que participamos de esta muestra, sobre la identidad. Mariana Villada preguntaba si nosotros vemos que somos “Arte de La Pampa”, como dice el catálogo, o no. Si nos reconocemos o no. Y recuerdo que una vez que visitó la Escuela 66 donde yo me jubilé, (Julio Domínguez) El Bardino dijo que a lo mejor no nos damos cuenta, pero que los demás sí lo advierten.
- ¿Se lo ha cuestionado frente a su obra?
- Yo podría decirte que en mi obra está. En la pintura y en el grabado también. Yo empecé con una paleta reducida y la fui diversificando, pero mi paleta se limitaba a los ocres, a los marrones y los sepias. Cuando la amplié, mucho tuvo que ver la Bienal de San Pablo (1993), y ahora la veo también a través de los verdes de los campos.
- ¿También tuvo oportunidad de ir a una Bienal de Arte en Cuba?
- Sí, en el año 2000 fuimos a la Bienal de Arte que se hace en Cuba. Las obras se exponen en el piso, pueden verse desde distintos ángulos. Ahí hice una capacitación en el Taller de Gráfica. Ellos trabajan muy bien en grabado, sobre todo en la litografía. Trabajan a la vista del público. Y tuve la gran suerte de que todo coincidió con un Encuentro de Escritores.
- ¿En qué trabaja actualmente?
- Venimos trabajando con otras colegas, en instalar usinas de arte. Pero, ¿qué ha pasado con los espacios? La cafetería del Hotel Pico hace tres años que está cerrada. ¿Qué pasó con la sala tan linda que teníamos en la calle 18? Rosa Audisio le preguntó a la directora de Cultura de Pico cuando ésta anunció que a fines de 2008 se va a inaugurar el Centro Cultural Medanito, cómo recorremos la transición. Y bueno, hay que recorrerla con lo que uno tiene y algo más.
- ¿Qué respuesta hay de parte de la sociedad?
- Justamente acabo de hablar con un empresario de Pico, cerca del correo, donde yo alguna vez expuse mis cuadros y le propuse armar algo para el domingo 11 de mayo, que es el Día del Himno. No solamente ir y colgar los cuadros, sino ambientar todo bien, con luces, y llevar poesía y luego, cantar el Himno. Y así, tenemos otro lugar, porque acá y allá, perdimos espacios.
- El reclamo por la falta de espacios no es exclusivo de los plásticos.
- El Grupo de Escritores, con el que yo colaboro, cumple diez años. Tiene siempre su encuentro artístico musical con poesía y/o prosa, el primer sábado de cada mes. Este año, innovó. Eligió un lugar que es histórico en Pico, una fonda que se mantiene tal cual, original, frente al Banco de La Pampa. Hubo poesía y música en un lugar que tiene historia y la gente acompañó el evento hasta desde la vereda.
Los artistas
Los veinticuatro artistas que participan de la muestra son: Marta Arangoa, Dini Calderón, Lis Cofré Flores, Santiago Echaniz, Alicia Vignatti, José Florez Nale, Mariela González, Guillermo López Castro, Bibi González, Horacio Paturlane, Lihué y Raquel Pumilla, Paula Rivero, Daniela Rodi, Joaquín Rodríguez, Pablo Salazar, Rubén Schaap, Silvio Tejada y Albertina Sales. En tanto que las obras seleccionadas de artistas de General Pico pertenecen a Silvia Castagnino, Luis Abraham, Rosa Audisio, Dora Rossi y Mariana Villada.
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