GUSTAVO GATTO/FOTóGRAFO
La certeza de estar
donde tenía que estar
- ¿Se puede considerar a un fotógrafo artista con la invasión de programas de edición?
- Dentro de las artes visuales el fotógrafo siempre logra el estatus de artista si logra crear una obra con sello propio, independientemente de las herramientas que utilice.
- ¿Hoy el fotógrafo actual es un artista más digital?
- El fotógrafo en la actualidad maneja una gama de posibilidades que le brinda lo digital, con lo que puede obtener resultados propios de ese medio y que pocos años atrás era inexistente, sin embargo depende de cada autor el nivel de manipulación digital que le imprima a su obra.
- Cuando te fuiste decías que México no es un sitio para cualquiera. Si no estabas preparado, te comía la cabeza. ¿Qué tuviste vos para sostener esa ilusión?
- La certeza de estar donde tenía y quería estar, eso me dio la fuerza para afrontar los momentos difíciles, cuando esa certeza en ocasiones empalideció tuve que echar mano de otras cosas que me rodeaban y que me eran positivas, como por ejemplo amigos, familia y un deseo, por supuesto, de querer seguir haciendo algo en mi profesión. Con 21 años necesitaba conocer mis propios límites y a eso lo podía lograr más fácilmente viviendo en una cultura diferente, como la mexicana, lejos del apoyo incondicional de mi padre. Me decidieron dos fuertes razones: el idioma y la cercanía con Estados Unidos, una idea siempre atractiva para un joven con ganas de experimentar. La presencia de los militares no incidió en mi decisión de emigrar, aunque debo reconocer que el ambiente que se respiraba era sofocante.
- Dentro de tu área, ¿qué representa fotografiar el drama y la ingenuidad, tal vez dos conceptos que pueden ser considerados antagónicos?
- Yo mismo soy parte del drama de la vida, de la ingenuidad y de todo aquello que nos define, para mí fotografiar es un modo de ser frente al mundo y dentro de él.
- ¿Considerás que publicar para grandes empresas es un trabajo o una carta de presentación para potenciar tu jerarquía?
- Hay proyectos de trabajo que representan para mí un mayor compromiso emocional y profesional, para decirlo en otras palabras: un reto personal, y esto depende tanto del cliente en turno, como de la naturaleza del trabajo encargado. Por ejemplo, un reportaje para la National Geographic le otorga al assignment un plus de compromiso y satisfacción como ninguna otra publicación para la cual yo haya trabajado.
- ¿Qué foto tuya le mostrarías a un chico en quince años? ¿Una que haya marcado un momento histórico u otra que te haya dado satisfacciones personales?
- Mi primera fotografía relevante tomada en México sigue siendo Sumisión, “esa foto” que me viene a la cabeza cuando pienso en mi carrera o cuando me preguntan por alguna imagen muy especial. La foto muestra a una empleada doméstica (muy mayor), agachada en la cornisa de una ventana de un segundo piso limpiando los vidrios. El solo hecho de ser testigo de tamaña escena marcó en mi tierno interior de veintitantos años algo difícil de definir, es además mi única foto que obtuvo premios en dos diferentes concursos.
- Siempre hay referentes en cualquier rama del arte o tipos que despiertan admiración. ¿Cuáles fueron en tu caso?
- Podría nombrar a Henri Cartier-Bresson entre otros importantes maestros de la fotografía internacional, tal vez el abanderado de una escuela con la que me identifiqué desde el comienzo de mi carrera. A mi llegada a México, en la obra del maestro Manuel Alvarez Bravo pude percibir el surrealismo latente en el universo mexicano, imágenes de una potencia conmovedora. Después el abanico de influencias fue ampliándose en la medida que tenía conocimiento del trabajo de autores como Río Branco, Ernst Haas o Harry Callahan, por el uso que hacían del color y que yo deseaba emular. Muchos años después me hice lector de la National Geographic, a través de la cual encuentro inspiración para mi trabajo, en un ámbito más periodístico de la fotografía.
- ¿Cómo te definirías?
- Uno es lo que es al rever su camino. Uno es lo que puede llegar a ser y nunca lo que fantasea que pudiera ser. Los instintos se van combinando con los conocimientos adquiridos y de esa mezcla resulta una obra. Ser lo suficientemente autodidacta me ha brindado autoridad moral para tomar las decisiones que considere menos contaminadas de filosofías ajenas. Y aunque esas decisiones no siempre sean las más acertadas o adecuadas, sí definen lo que uno es capaz de hacer en determinada situación, y eso es lo que cuenta.
miércoles, 9 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario